lunes, 1 de febrero de 2010

Amar, temer, partir... volver.- *


A Ramona Leiva la acusaron de estar “metida en la droga” y la encarcelaron durante casi cuatro años en Ezeiza, lejos de sus siete hijos. Cuando logró confrontar el encierro, se “puso las pilas” y estudió peluquería, computación y restauración de muebles, hasta que llegó al arte, que “modificó el enfoque de su vida”. Tanto que, al traspasar las rejas, no se quiso ir del todo: bajo el manto de la asociación civil Yo No Fui, la mujer regresa cada jueves para brindar talleres de serigrafía a las reclusas.

Por María Daniela Yaccar
Fotografía de Martín Lonigro

Buenos Aires, enero 28 (Agencia NAN-2010).- En sus ojos se percibe un ahora que resume un antes y un después. La síntesis es fácil de descifrar, no así el dolor, porque toda ella es vida y sonrisas. Ramona Leiva es una mujer que logró burlar todos los prejuicios. En su estadía en la cárcel, traspasó las rejas --no las materiales, claro-- y se inventó una nueva vida cerca del arte. Y una vez afuera, sin la mezquindad de algunos que se autodenominan sabios, decidió traspasarlas de nuevo --ahora sí, las materiales-- para compartir lo que aprendió adentro. Cada jueves por la mañana, durante dos horas, Leiva coordina un taller de serigrafía en la Unidad 3 de la cárcel de Ezeiza que incluye algunas clases de dibujo y pintura a pedido de las alumnas, y también mate, galletitas y novedades del mundo exterior. “Para mí, entrar es una bandera de triunfo porque me abren la reja. No es que lo hacen porque vengo con la policía al lado. Me la abren a mí”, grafica en una charla con Agencia NAN.

Leiva no trabaja sola. En realidad, ella es todo un símbolo de Yo No Fui, una asociación civil que busca acompañar a las mujeres dentro y fuera de la cárcel, con talleres de poesía, fotografía, diseño, serigrafía y otros. Se puso en marcha hace cinco años, con un taller de poesía a cargo de María Medrano, en la Unidad 31. Cuando las internas comenzaban a salir, se encontraban con una realidad compartida: la soledad, la falta de trabajo y de apoyo del Estado. En consecuencia, la organización comenzó a funcionar como un espacio de capacitación para reinsertar a las mujeres en el universo laboral, y a veces hasta como la posibilidad de recibir algún ingreso por lo recaudado en ferias o trabajos a pedido, aunque mínimo.

Si Leiva es todo un símbolo es porque en su adentro están las experiencias del adentro y del afuera, vaya trabalenguas. “Una vivió ahí. Miro a las chicas a los ojos cuando están tristes, cansadas y cuando ya no quieren estar presas. Yo lo viví. A veces se les nota eso de no aguantar más, el ‘me quiero ir’. Y la verdad es que no hay otra cosa”, sentencia. Bajo el programa “La experiencia cuenta” --que recibe un apoyo del Ministerio de Justicia--, Leiva comenzó con clases de serigrafía, luego de esténcil, dibujo y pintura sobre tela, papel y madera, para que las presas “abarcaran otras cosas”. Y en el cubículo que Yo No Fui tiene en Palermo, recibe a quienes gozan de salidas transitorias o recuperan su libertad, con otro taller, al que también se incorporaron algunos hombres.

Leiva es consciente de que ese grupo de 15 internas la espera cada jueves ansiosamente. “En serigrafía se trabaja con productos que son muy fuertes y no todas tienen el buen ánimo de ensuciarse y usar ese tipo de líquidos. Con el dibujo se relajan más. También les llevo revistas, las comentamos, les cuento novedades. Hay que dejarlas que se asienten un poco, tomamos mate y todo eso va haciendo un taller --cuenta--. Me llevo muy bien con las chicas. Cuando ellas me decían ‘maestra’ o ‘profesora’, yo les decía: yo no soy ni una cosa, ni la otra. Primero porque no tengo título, lo que hago es compartir lo que aprendí. Y después, porque así como yo traigo cosas, me llevo otras. Me sirve. Entonces ellas también serían mis maestras.”

¿Y adónde va a parar todo ese trabajo que nace en el taller? “El taller de costura de afuera hace las remeras, el de diseño las corta y se hacen los moldes, el de serigrafía las estampa y después eso se vende o se hacen ferias”, explica Leiva. Y más allá de eso, hay otro tipo de logros que vivencian quienes pasan por la experiencia. “María (Medrano) se contactó con una persona que trabaja en cárceles en Francia y están haciendo un libro en común. Algunos de los dibujos de ese material son de las chicas, y la tapa seguramente también saldrá del taller”, ejemplifica.

Económicamente, lo que Leiva obtiene por ser transmisora de sus conocimientos --por no ir en contra de su voluntad llamándola maestra-- es mínimo. Apenas le alcanza para los viáticos y los materiales. Y la recaudación que deviene de la venta de remeras se distribuye entre todas las mujeres que participaron del proceso. El objetivo es, entonces, recibir algún subsidio que permita que todos los que dan clases obtengan una ganancia. “No hay casi ayuda del Estado. Hacemos esto movidos por las ganas. No saco dinero. Eso sí: saco mucho más”, subraya Leiva.

Olor a calle

En la cárcel, la expresión que titula este apartado se usa para designar algo así como la energía que le brota a una persona que llega de afuera. Si Leiva es hoy quien arrastra ese perfume por los pasillos del penal, es porque en algún momento logró inhalar ese aroma que volaba por el aire. Ella percibe, claramente, que el triunfo que le representa volver a ingresar al lugar donde pasó casi cuatro años es una consecuencia de otras cosas. Su vida, antes, era bien diferente. Vivía con lo justo, lo que le dejaba la venta de bijouterie en Once con su marido, que también manejaba un taxi. “Tengo escuchas con un amigo y dicen que yo estaba metida en la droga. Nos metieron a mí y a mi marido. Soy inocente, pero me la banqué porque afuera conocí mucha gente y sé que no es un lugar de santos, ni todo es tan legal. Incluso, yo traía cosas por contrabando. En ese sentido, no soy tan inocente. Conozco gente, mi hermano anduvo en la droga y no me gusta la policía. Todo eso hizo que yo tenga un código de respeto. Mi compañero tendría que haber saltado y haber dicho que no habíamos hecho nada, pero nos terminó arrastrando”, recuerda.

Afuera dejó a sus siete hijos, que quedaron solos, porque su marido también “cayó”. “De todo lo malo que tiene la cárcel, por lo menos le saqué provecho. Nunca había hecho cosas para mí, más que criar chicos. El primer tiempo lloré mucho, hasta que una compañera me dijo: ‘Que las rejas no te lleven’. Me puse las pilas y estudié peluquería, computación, restauración de muebles. Y después entré al taller La Estampa --que funciona de manera similar al que ella dicta--, y se me despertó el amor por el arte. Todo eso fue modificando el enfoque de mi vida: por qué levantarme, por qué pelear hoy, a qué darle bolilla”, sostiene.

En la cárcel, Leiva recibió la visita de la artista plástica y escritora Fernanda Laguna, quien cuando salió también la llevó por la senda del arte. Afuera, se incorporó a Eloísa Cartonera, cooperativa en la que permaneció durante dos años. “Eloísa fue una parte importante en mi vida, una contención cuando salí. Si eso no hubiese pasado, ahora no estaría donde estoy”, recuerda. Finalmente, la conoció a Medrano. “Justo salió un grupo de poesía que era bastante fuerte y nos sumamos y armamos Yo No Fui”, relata.

“Cuando volví a entrar, al principio la gente de seguridad me miraba como si me conociera. Algunos se daban cuenta que ya había estado. Otros no, como ven tanta gente… Cuando hablo con las chicas, me preguntan por qué volví y les digo que cuando estuve adentro sentí que tenía que regresar pero de otra forma, para cambiar algunas cosas, porque no sirve quedarnos rezongando en casa. Me costó mucho, hace cinco años que estoy en libertad y recién ahora puedo entrar otra vez. No es que me encapriché de un día para el otro”, reflexiona. “Tuve miedo. No hay persona que no tenga miedo, nada más que yo puse el pecho y le di para adelante. Desde que salí, no hago nada que no me guste y no le doy excusas ni consejos a los demás. Muestro lo que hago. Pueden elegir. Hay malos momentos, pero pasan.”

Más allá de intentar generar un cambio en las internas, de dejarles la moraleja de que es posible barajar y dar de nuevo, existen otras cosas que Leiva quisiera cambiar: “La cárcel es un lugar muy duro, oscuro, frío. Me gustaría que las presas pudieran hablar más por teléfono, ver a sus hijos, que recibieran un mejor trato, que se analizara por qué llegan a estar presas. Hay muchas que nunca tuvieron una oportunidad, cada una tiene su historia en su espalda.”

-- ¿Y qué es el arte para usted, ya sea con olor a calle o a cárcel?
-- Los dibujos que hacemos pueden ser lindos o no. Eso no importa. Tienen que estar llenos de emoción. Todo, en realidad: pintar, cocinar, pasar un trapo. El arte es sentir las cosas que uno hace.
* Publicado en Agencia NAN, el 28 de enero de 2010.
http://agencianan.blogspot.com/2010/01/salir-con-el-corazon-estampado.html

Un hombre bizarro teñido de azul.-*


Celebrado por los amantes del cine B por Sangre de vírgenes y Correccional de mujeres, también glorificó a los parapoliciales en Comandos azules y puso la firma en varios vehículos pasatistas.


Taquillero y prolífico, dos palabras que definen a Emilio Vieyra pero que así sueltas no llegan a revelar toda su rareza. Tal vez, la diversidad de su filmografía permita una primera aproximación: comedias inocentes y subidas de tono, terror, policiales y hasta musicales. El cineasta falleció a los 89 años el lunes en su casa, luego de pasar una semana internado en el Sanatorio Anchorena de esta ciudad. “Murió a causa de una enfermedad que recién se le había detectado. A pesar de su edad, siempre tenía proyectos y pensaba hacerlos en cualquier momento, entre ellos un thriller policial”, expresó su hija, María Fernanda Blasco. A pedido del cineasta, sus restos fueron cremados el mismo día de su muerte.
Vieyra nació el 12 de octubre de 1920. Iniciado en la dirección en 1961, con Detrás de la mentira, fue productor de la mayoría de sus 30 largometrajes. Y quizá motivado por sus deseos iniciales de ser actor, se reservaba pequeños papeles en algunas de sus películas, como el del encargado de organizar fiestas negras en La bestia desnuda (1971). La explosiva mezcla entre elementos fantásticos, erotismo y terror de Sangre de vírgenes (1967), y Correccional de mujeres (1985) le dio un público propio: los amantes del cine clase B americano que admiraban su capacidad de recrear con bajo presupuesto atmósferas sangrientas con la dosis justa de sexo. De hecho, hasta intentaron patentarlo como “director de culto”.
Su figura es de lo más curiosa, porque en la vereda opuesta de esa admiración creciente se ubicaba la crítica especializada que –salvo un minúsculo grupo de adeptos– frecuentemente lo castigaba, y a menudo con razón. Los cuestionamientos más fuertes le llegaron en la época de la dictadura militar y adquirieron un tinte político. En aquel entonces filmó Comandos azules y Comandos azules en acción, dos historias que invitaban a una relación con las actividades de los grupos parapoliciales, a los que se retrataba con un aura de glorificación que identificó al director con el “proceso” gobernante. Al respecto, Vieyra se justificó hace unos años: “Es como pensar que los responsables de las cárceles me pagaban para hacer largometrajes como Correccional de mujeres”. En 1996 también se lo señaló por Adiós abuelo, film en el que parecía hacer una defensa de la apropiación ilegal de menores.
Antes, entre 1969 y 1970, Vieyra llevó a Sandro a la pantalla grande con Quiero llenarme de ti, La vida continúa y Gitano, que fueron exportadas a todo el mundo de habla hispana. Por esa época también filmó Villa Cariño está que arde (1968), La venganza del sexo (1971), y Yo gané el prode, ¿y usted? (1972). También les dio sus primeros papeles importantes a Susana Giménez y Soledad Silveyra en Los mochileros, con sus habituales Ricardo Bauleo y Víctor Bo. En 1974, con Bauleo, Bo y Julio De Grazia, llegó La gran aventura, iniciadora de la serie de Superagentes que rompió las taquillas. Un año más tarde, dirigió Los irrompibles, una suerte de parodia del western protagonizada por Jorge Martínez y Ricardo Espalter.
Alguna vez, Vieyra se autodefinió como “un fabricante de películas”. “No me considero un artista sino un artesano del cine. A mí lo que me interesa es el cine que entretiene”, expresó. “El policial, de intriga o suspenso, es lo que más me seduce. También hacer películas entretenidas, con buen ritmo, que no se detengan. Siempre preferí la sobriedad y el ritmo del cine estadounidense por sobre la teatralidad y la lentitud del europeo”, explicó sobre sus particulares elecciones.
En sus últimos años ya no filmaba tanto como en los ’70 y ’80. Su última película fue Cargo de conciencia (2005), protagonizada por Rodolfo Ranni, Pepe Soriano, Rubén Stella y Alicia Zanca, y una pequeña participación suya. Hasta hace poco se mantuvo en su puesto como secretario de Previsión Social de la Sociedad General de Autores de la Argentina (Argentores), asociación de la que fue secretario durante más de diez años. “El cine que le interesa a la gente es el que la emociona, el que le muestra nuestra idiosincrasia, el que la entretiene, que la hace reír, como algunas películas que todos los críticos ignoran o descalifican, pero meten un millón de espectadores”, sostuvo. En esas palabras, tal vez, esté la esencia de la rareza.

* Publicado en Página / 12, el 28 de enero de 2010.
http://www.pagina12.com.ar/diario/suplementos/espectaculos/5-16771-2010-01-28.html

Más cerca de Mr Oscar


La Academia de Hollywood anunció las precandidatas al rubro de película en habla no inglesa. El quinteto final se conocerá el 2 de febrero; el 7 de marzo, los premios.


El secreto de sus ojos dio un importante paso camino al Oscar: la Academia de Artes y Ciencias de Hollywood anunció ayer que la película de Juan José Campanella quedó entre las nueve finalistas para llevarse la estatuilla por mejor película extranjera. Junto con el film peruano La teta asustada, de Claudia Llosa, fueron las únicas obras hispanas que entraron en la recta final, de un total de 65 películas. En caso de atravesar el último tramo, Campanella se convertirá en el primer director argentino en lograr dos nominaciones al Oscar, al repetir lo que vivió con El hijo de la novia, en 2002.
Desde su estreno el 13 de agosto pasado, El secreto de sus ojos se erigió como un fenómeno implacable, tanto en exhibición como en reconocimientos. Durante once semanas consecutivas fue la película más vista, hasta que la destronó This is It, el documental sobre Michael Jackson. “No tengo explicación”, advertía Campanella a este diario en noviembre sobre las repercusiones de su último trabajo cinematográfico, entre las que se destacan el posicionamiento que logró frente a los gigantes extranjeros y el hecho de convertirse en la película más vista desde el regreso de la democracia, con más de 2.400.000 espectadores.
Protagonizada por Ricardo Darín, Soledad Villamil y Guillermo Francella, la cinta es también un éxito en España, donde reunió nueve nominaciones para los premios Goya. Los reconocimientos fronteras adentro tampoco escasean. El secreto... se llevó 13 premios Sur, que entrega la Academia de las Artes y Ciencias Cinematográficas de la Argentina. Y anteayer resultó la favorita con 13 nominaciones para los Cóndor de Plata, de la Asociación de Cronistas Cinematográficos Argentinos, además de ser nominada a “mejor película” por la Federación Internacional de la Prensa Cinematográfica (Fipresci).
Por estos momentos, Campanella se encuentra en Estados Unidos dirigiendo capítulos de House MD y La ley y el orden. “Creo que todo el mundo que trabaja en cine sabe que no lo estoy diciendo de falsa modestia”, añadía sobre aquella “falta de explicación” ante el éxito. “Esto estuvo fuera de los parámetros. Yo dudaba de que llegara al millón de espectadores. Además, porque es una película por ahí más dura, más difícil. La sabiduría de la industria señala que la comedia anda mejor que el drama”, sostenía. Y respecto de la precandidatura al Oscar, manifestaba: “Es una alegría pero también es conciencia de que se trata de un primer paso en un camino largo. Por lo menos, salimos de las gateras y es mejor que no haber sido elegido. Pero es un año difícil con varias películas en competencia. Son quince más que en el año de El hijo de la novia”.
La lista de seleccionadas para la 82ª entrega de los Oscar se completa con The White Ribbon (Michael Haneke), Un Prophete (Jacques Audiard), Samson & Delilah (Warwick Thornton), The World Is Big and Salvation Lurks around the Corner (Stephan Komandarev), Ajami (Scandar Copti y Yaron Shani), Kelin (Ermek Tursunov) y Winter in Wartime (Martin Koolhoven). Este listado se reducirá a cinco, elegidas por dos comités especiales de la Academia destacados en Los Angeles y Nueva York. La votación se realizará a fin de mes y los resultados se darán a conocer el 2 de febrero. La entrega de premios se celebrará el 7 de marzo en el Teatro Kodak de Hollywood.

* Publicado en Página / 12, el 21 de enero de 2010.
http://www.pagina12.com.ar/diario/suplementos/espectaculos/5-16701-2010-01-21.html

Guerra de conductores, final abierto.-*


Ante el fracaso de rating, NBC quiere devolverle a Jay Leno su viejo horario: Conan O’Brien puso el grito en el cielo.


El rumor de que entre ambos hay cierta enemistad no es nuevo. De ser así, el sentimiento de rechazo mutuo estaría a la máxima potencia por estos días: la NBC desató la guerra entre Jay Leno y Conan O’ Brien. La decisión de la cadena de quitar el programa de Leno del horario de las 22 y devolverlo a su espacio típico de más tarde obligaría a O’ Brien –su sustituto en esa franja horaria– a dejar la NBC. La cadena había realizado el enroque a mediados del año pasado, tratando de aprovechar el rating que conseguía Leno para un prime time habitualmente ocupado por ficciones cuyo costo se estaba volviendo prohibitivo en el marco de la recesión estadounidense. En tanto, la vacante que dejó Leno ya tiene nuevo nombre: irá un reality show con la conducción de Jerry Seinfeld.
“Puedo confirmar que desde el 12 de febrero, The Jay Leno Show no se emitirá a las 22”, aseguró el presidente de la cadena, Jeff Gaspin, que atribuyó la decisión a la escasa respuesta del público. No es la única razón: el problema estriba en que el público de Leno provocó el derrumbe del seguimiento de los noticieros de las filiales locales de la NBC, que se emiten justo después de su programa. Cuando Gaspin propuso colocar a Leno al frente de un programa más corto, a las 11.35 de la noche, O’Brien puso el grito en el cielo, porque ésa es la hora en la que comienza su programa. Se le ofreció, entonces, posponerlo hasta las 0.05, pero el presentador se negó rotundamente. Incluso, la del viernes pasado podría haber sido su última noche al frente de The tonight show.
“Sinceramente creo que retrasarlo al día siguiente para acomodar otro programa de comedia dañará seriamente la que yo considero es la mayor franquicia en la historia de la televisión”, se quejó O’ Brien en un comunicado. También subrayó que, de aceptar esa proposición, el cambio afectaría al programa The Late Night Show, con Jimmy Fallon al frente. “Eso haría daño a la otra gran franquicia de la NBC que amo, y sería injusto para Jimmy”, apuntó.
El contrato que selló O’Brien con la NBC tiene seis años. A partir de junio de 2009 su programa ocupó el espacio del “late night” estadounidense. “Como muchos de nosotros, crecí viendo a Johnny Carson cada noche y la oportunidad de sentarme en esa silla algún día lo era todo para mí –expresó, decepcionado–. Desde 2004 he pasado cientos de horas pensando cómo extender esta franquicia hacia el futuro. Creía erróneamente que, como mi predecesor, obtendría el beneficio de un cierto tiempo y, al igual de importante, el apoyo de la audiencia”, agregó.
Por otro lado, el programa de Seinfeld irá los jueves a partir del 4 de marzo. El popular comediante estará a la cabeza de un reality show denominado The Marriage Ref, donde será, junto con Alec Baldwin y Eva Longoria Parker, una suerte de juez en disputas domésticas. “El programa es sobre matrimonios de la vida real que tienen peleas verdaderas en sus casas. Miramos la historia en el estudio con una audiencia en vivo y un jurado de celebridades –anticipó Seinfeld–. Vamos a discutir los argumentos, quién tiene razón, quién está equivocado, y apoyaremos al marido o la esposa, muy similar a la forma en que se hace en los deportes. Sentíamos que la simplicidad del deporte faltaba en el matrimonio.” La NBC informó que también añadirá una nueva serie dramática, Parenthood, que se emitirá los martes a partir del 2 de marzo, además de introducir algunos cambios en la programación.
La guerra Leno vs. O’ Brien desató su capítulo de adhesiones y rechazos. La actriz Alyssa Milano, por ejemplo, apoya a Conan. “Te queremos y estamos deseando ver tu nuevo proyecto”, manifestó en Twitter. Otros, como el director Kevin Smith, consideran que la NBC acertó: “Me siento mal por Conan, pero Leno es una de las mejores personas que hay en este despiadado negocio y lo han fastidiado a pesar de sus buenos números”.

* Publicado en Página / 12 el 17 de enero de 2010.

Parodia tanguera sobre los vínculos.-*


La cantante y el humorista (y psicoanalista retirado) usan al 2x4 como vehículo para reírse de cómo se establecen las relaciones en estos tiempos. “Hoy, ‘El día que me quieras’ sería el día que me aceptes en Facebook”, disparan.


El, humorista, psicoanalista retirado y escritor. Ella, cantante de tango, guitarrista y musicoterapeuta. La unión entre ambos: “un mezclum de humor, tango, boleros y parodias musicales”. Un poco inevitable por los géneros en cuestión y otro poco por la perspicacia de ambos artistas para indagar en la mutable esencia humana, la ensalada incluye un gracioso análisis de los vínculos interpersonales a través del tiempo. Con Arrobaleros, Marcelo “Rudy” Rudaeff y Silvana Gregori ofrecen un paseo por el arrabal y por esa nueva esquina de encuentro que es Internet, con una parada en la historia antigua. Se presentan hoy a las 21.30 en Clásica y Moderna (Callao 892), y los dos primeros sábados de marzo y de abril en el Café Montserrat (San José 524).
Lo que se bifurca en Arrobaleros es el resultado de sus infancias, intereses y profesiones: ellos mismos son un “mezclum” y de ahí su manera de ver el mundo. El espectáculo comienza con un monólogo de Rudy, en el que aborda, principalmente, “las dificultades”, uno de sus temas como humorista. “Es la base de mi trabajo. Creo de verdad que uno de los problemas que tiene la gente es el lograr ser escuchada. Hay quienes pagan para ser escuchados, al psicoanalista por ejemplo, y quienes cobran, como nosotros cuando estamos ahí parados”, analiza en la charla con Página/12. En ese momento, su coequiper lo interrumpe cómicamente.
Silvana Gregori: –Mi madre está celosa. Dice que incluyas en tus monólogos a las madres italianas porque son mejores que las idishe mames.
Rudy: –¿Pero en qué sentido son mejores?
S. G.: –Y... se preocupan más por sus hijos.
R.: –No sé si las mejores madres son las que más se preocupan (risas). Podríamos decir que son las que se ocupan sin preocuparse. A mí me caen bien las italianas y las idishe mames. Cocinan muy rico. Igual, no hablo de la idishe mame, sino de mi mamá. Todo mi humor responde a la observación: exagerar lo que se ve. Por ejemplo, en estos tiempos, ves los vínculos que se arman vía Internet y escuchás historias de gente que tiene una pareja que no conoce, y yo diría que quizá no existe. Por ahí, andá a saber, manda una foto de cuarenta años atrás o de Brad Pitt.
Esa camaradería que manifiestan en el diálogo se traslada intacta al show, en cuyo segundo bloque Gregori conquista al público con su particular timbre de voz, a la vez delicado y potente. “Corrientes y Esmeralda”, “Los cosos de al l’ao”, “El ciruja”, “Milonga de Jacinto Chiclana”, “Fangal” y “Rubias de New York” son los temas que eligió para el momento más íntimo de la noche, algunos incluidos en Soñando tangos, su cuarto disco. A juzgar por su repertorio, resulta difícil entender la conexión de Gregori con el humor. Pero la cosa cambia si se recuerda que desde su debut, en 1979, se ocupó de desempolvar los tangos en los que sobresalía lo cómico, esos que entonaban las bataclanas en sainetes y teatros de revista, con frecuencia descalificados. “Los elegía porque me permitían soltarme más. En general, la gente asocia al tango con lo melancólico. Había montado un show temático con nexos, de tango-humor, cuando formaba parte del Grupo de Tango. Me preguntaban: “¿Son tangos nuevos?”. ¡Y respondía que existían desde los años ’20 y ’30! Cuando los remonté, se prendieron varias a cantarlos y yo me separé. Entonces empecé con tangos románticos, más evocativos”, recuerda.
Su dupla con Rudy pareciera ser el cierre del círculo, porque se permitió volver al humor pero desde otro lugar: la parodia musical. “Di una vuelta”, grafica ella. En 2005, Rudy escuchó el tango “Cuesta abajo” y vislumbró una relación con la historia de Edipo. Le propuso a Gregori que entonara la adaptación en el espectáculo que presentaba en aquel entonces, Tragedias griegas a la abadiana. Y para Rudy for vicepresident (2008), la convocó con nuevas ocurrencias. Se dieron cuenta de que querían hacer un espectáculo completo, que ya lleva varias presentaciones en el Café Montserrat, desde agosto del año pasado.
–¿Y por qué lo lograron recién luego de cuatro años?
S. G.: –
No coincidíamos en tiempo y espacio. Desde 2005 empecé a viajar mucho a Europa para cantar en festivales de tango. Rudy me mandaba las letras para ver qué me parecían y con cuáles me enganchaba más.
R.: –Pero, a diferencia de esas parejas de las que hablaba antes, nosotros ya nos habíamos conocido (risas).
En las parodias de tangos y boleros que escribe Rudy y que canta Gregori, todo puede suceder. Por ejemplo, “Malena hace fallidos como ninguna”, Ulises le canta a Penélope “cómo cambia la pinta en veinte años, te pido por favor que dejés de tejer y tejer”. “Ahora que la cosa está aclarada y la gente está enterada de que mi vieja es mi mujer”, advierte un Edipo zafado, y Adán y Eva se quejan de “ese camino del albedrío, puro chamuyo, cuento del tío”.
–¿Cómo se logra una parodia?
R.: –
Con Silvana empezamos a charlar sobre los temas a tratar, que tienen que ver con los cambios en los afectos, los vínculos, las costumbres... Lo que hago para escribir una parodia es ver a qué me suena un tema tradicional. Por ejemplo, ¿qué es querer, ahora? “El día que me quieras”, ahora es el día en que me aceptes en Face- book. En las parodias no nos reímos de las personas ni del tema, sino de los vínculos que arman. Es como si el tango hubiese reflejado determinado momento y acá lo relacionáramos más con el presente.
–Gregori, ¿cuáles son las exigencias de la parodia en la interpretación?
S. G: –
Lo que me resulta sumamente divertido es que puedo exagerar y hacer una caricatura, más que cuando canto un tango humorístico. Desarrollo el histrionismo. El tango-humor me gustó para poder expresarme más y ahora me gusta poder exagerar.
–Rudy, ¿por qué le interesó trabajar con el tango?
R.: –
Más bien, los tangos fueron llegando. Cuando era chico, en mi casa se escuchaba mucho a Julio Sosa. No sé quién dice eso de que la patria de cada uno es la infancia. Y siempre hay frases que en todas las familias se empiezan a usar.
S. G.: –A mí me pasó eso siempre, con mi papá. Lo escuchaba decir “se me ha arrugao la cara de tanto sonrerír”. ¡Y creía que era una frase de él! Pero esto me pasó con un montón de tangos.
R.: –Claro, el tango se me fue metiendo así. Y más allá del tango, después apareció el psicoanálisis en mi vida, como paciente, como analista retirado. Me gusta muchísimo hacer humor sobre psicoanálisis.
Ahí hay otra relación de la que mucho se ha hablado: tango y psicoanálisis.
R.: –Creo que todos observamos lo que observamos desde nuestro punto de vista, y en este caso hemos metido al psicoanálisis y hay un interpretango, diría (Astor) Piazzolla, una mezcla de tango y psicoanálisis, una especie de inconsciente porteño.
S. G.: –Lo interesante del tango es que refleja no sólo una cosa costumbrista, sino que tiene una capacidad para describir al barrio, personajes, situaciones, dolor.
R.: –Además hay frases, como “angustia de sentirme abandonado”. ¡Guau! Esa frase es de Freud... No sé si (Homero) Manzi pensó en el psicoanálisis cuando escribió “ya nunca me verás como me vieras”.
S. G.: –O la cosa ambivalente de un tango como “Fuimos”, que dice “vete, no comprendes que te estoy llamando”. Justamente, se puede hacer una parodia con algo que tiene mucha fuerza literaria y que nos representa.
–¿Y por qué hacer humor con el psicoanálisis?
R.: –Tiene muchos clichés. Así como el tango tiene al macho que le pega a la mina y después llora porque ella lo abandona, el psicoanálisis tiene esta cosa de tomarse en serio que el paciente no tiene que saber nada de lo que a uno le pasa, de casi ni hablar para que no nos conozca la voz. No es que sea cierto. La exageración nos lo permite. Creo que fue el psicoanálisis el que me acercó más al tango, desde ese lugar común, la melancolía, esa angustia de sentirse abandonado... ¿Cuántos tangos podrían ser cosas que alguien podría decir en el diván? El mundo fue y será una porquería (señala para atrás, para indicar la presencia de un terapeuta), ya lo sé.
S. G.: –La vida es una herida absurda.
R.: –¡Estás desorientado y no sabés qué trole hay que tomar para seguir!
Entrevista: María Daniela Yaccar.

* Publicado el 28 de enero de 2010, en Página / 12.